lunes, 1 de octubre de 2007

A la gente que latea...

Hoy fue un día de halagos mentirosos, de encuentros con famosos desconocidos y de discursos hipócritas. Algunos con terno (los que huevearon), otros con zapatillas, jean y una polera, celebraron muy a su estilo el Día del Periodista.
A Dios gracias este año no repitieron la frase trillada que "el periodismo puede ser la más noble de las profesiones o el más vil de los oficios". Y es que a los oradores de turno -supongo- se les prendió el foco y prefiririeron ahorrarse el abucheo que muchos de nosotros hubiésemos hecho, pero internamente, en caso se animaran a lanzar la frasesilla del tío Miro Quezada.
Todos aquellos que se molestaban y nos mandaban a la mierda por criticarlos, ahora se lucían con palabras bonitas que debíamos creerle. Aquellos eran las autoridades invitadas y que bostezaban cada vez que podían, mientras disimulaban su aburrimiento con una sonrisa picarona.
Aunque a todos nos conocen aunque sea nuestra mamá, ayer muchos de los que lateamos a diario en busca de la noticia, nos encontramos con gentita que jamás habíamos visto ni en pelea de perros y decían ser periodistas. Estos desconocidos se ufanaban de chambear como locos, pero en sus casas, porque ahí fueron después de terminar la universidad, en el caso de aquellos que fueron, porque a otros los recogieron del parque.
Termino el día cansado y alejado de celebraciones, aquellas que gozan los desconocidos que esperarán mañana para colgarse del trabajo de otros y llenarse la boca de críticas que hacen a través de un micrófono de radio, pero no de frente, porque se cagan de miedo.
Este espacio se lo dedico a los locos que en realidad aman el periodismo. Y al gran Ericksan que partió antes de tiempo, dejando un gran vacío entre los que lloramos su partida y que mañana continuaremos lateando porque la edición nos espera. ¡Señor presidente, espereeeeeee!....

1 comentario:

Rogger Erick dijo...

Si pues, grande es la sorpresa cuando vemos que hay gente que se hace llamar periodista y tienen la caradura de asociarse o colegiarse,sin haber pisado un día la cochina calle,como dijo una pareja filósofa...