domingo, 31 de agosto de 2008

No quiero ser Vargas Llosa ni Gabo...

Después que Mario Vargas Llosa le propinará reverendo puñetazo a Gabriel García Márquez a la salida de un cine en México, en 1976, supe que las amistades visiblemente consolidadas, también se derrumban. Ni Gabo ni Vargas Llosa explicaron los motivos de esta bronca que fácilmente pudo inspirar algún escrito de estos genios a quienes no pocos admiran. Gabo, sin golpear a su otrora amigo, le devolvió el puñete ganando en 1982 el premio Nóbel de Literatura, aquel que coquetea cada año con Vargas Llosa pero que se escabulle de las manos del peruano, que lejos de la resignación, espera -aunque lo niegue- ser galardonado.
En ellos descansa el motivo que encendió la rabia en sus corazones e incendió una amistad cultivaba entre letras, en menos de cien años de soledad y que Mario quizá pensó en resucitarlo en una conversación en la catedral. Los dos callaron, los dos caminan distantes el uno del otro pero cerca de la verdad que nunca revelaron y que posiblemente no se animen a hacerlo antes de despedirse de esta vida.
No suelo hablar de literatos en este blog, y aunque amago remedar literatura, me animé a escribir este post, al notar que la amistad al igual que el amor, también muere, como les pasó a MVLL y al genial colombiano. Decirle adiós a la amistad que regalaste y que te ofrecieron es incluso más cruel que el adiós de un amor que duda en irse y se sujeta al corazón que desfallece.
Dicen que un amigo es aquel que te acompaña en los malos ratos. El resto, son sólo conocidos, compañeros de clase, vecinos de barrio. Y es que amigo no es aquel que te acompaña sólo a jugar, chelear, o vacilar; amigo es aquel que te acompaña a la guerra a luchar. Pero ¿qué sucede cuando se inicia la guerra entre amigos?, ¿hay que luchar o ceder?, ¿hay que entregar la mejilla opuesta a la que creemos nos han golpeado?, ¿qué hacer?.
Los malos entendidos tienen por costumbre coleccionar amistades rotas. La verdad se viste de mentira cuando uno cree que el otro la adultera. Las disculpas se esconden bajo tierra pues creen que no es necesario presentarse al no haber cometido ninguna falta. Y si ninguno de los amigos que lucharon juntos en guerras pasadas, dan su brazo a torcer, el fin de la amistad que cultivaron, cosechara despedidas, rabia, decepciones, llanto, pero sobre todo miedo, temor a depositar tu confianza en cualquier otro que aspire ser tu amigo.
Y si algunos de ellos admite que se equivocaron, aunque no fuese así, es posible que la relación entre ambos no termine, pero sí la amistad. La desconfianza invade el terreno de la amistad, y la desaloja. Cualquier otra verdad dicha de los labios de quien fuese su amigo, el defraudado ex compañero sentirá que la fabricaron, que todo es mentira.
De repente aparecen episodios que coinciden con el momento donde estalló la relación amical, y si no coinciden, articulan perfectamente como para darse chance de especular. Entendemos momentos que sólo existen en nuestra cabeza, que nunca sucedieron, pero que la joda por la amistad perdida nos lleva a presumir.
La afinidad por la pareja de turno, inclina a uno de los amigos a alejarse temporalmente, dándole preferencia a la chica. Para entonces, la verdad de la chica vale más que la verdad del amigo. El amigo también tiene novia, y pueda que también se aleje.
En fin, pienso mientras escribo, que por malos entendidos podemos perder amigos que luego y apenas nos saludarán. Y si el destino nos disfraza de Vargas Llosa o del Gabo, que sea por la genialidad de ambos, pero no por el infortunio de perder a un amigo...

jueves, 28 de agosto de 2008

Hoy las vi llorar

Hoy, al caminar por la calle, vi a dos mujeres llorar. A ellas las acompañaban dos hombres que por lo visto eran sus parejas. Hoy me pregunté por qué el amor puede generar dolor. Hoy traté de explicarme por qué el amor se agota. Hoy caminé en busca de respuestas y encontré en cada amago el rostro de las féminas llorando.
Ellas, coincidentemente, caminaban detrás de ellos. Y ellos, despotricaban entre mieles y ajos por haberse involucrado con ellas. Ambos no eran felices. De seguro que ninguno sueña con el otro como lo hicieron al conocerse y cuando fueron enamorados. Las mariposas que sentían en la panza se convirtieron en pirañas que aniquilaron la ahora añeja ilusión.
Las lágrimas que ellas trataban de disimular no podían camuflarse en sus rostros entristecidos por alguna razón que ignoro, pero que ellos no. Ambas mujeres tenían, calculo, poco más de veinte años. Eran jóvenes, no hace mucho se enteraron que existía el amor de pareja, y hace poquito supieron que el amor se derrite, se esfuma.
La culpa del fin de una relación, al margen del tiempo, no tiene que achacársela al hombre, quien si bien puede tener responsabilidad en la fractura del amor, son las mujeres quienes en menor grado se esmeran para que el fin llegue antes del fin planeado.
Descifrar si él y ella tienen la culpa, o si sólo él tiene la culpa, o ella es la culpable, sería inútil. Supongo que mañana o luego, encuentre a las mismas mujeres riendo, ¿o es que acaso por terquedad las veré llorar nuevamente?. Intuyo que mientras siga caminando, continuaré encontrando a mujeres llorar. Espero que el llanto no sea más llanto, y se mude a la felicidad.
Claro, la felicidad no es constante, a veces se cruza con la pena, con el dolor, con la mierda. Desde que Adán comió con Eva la manzana que Dios les privó degustar, a cambio de la felicidad eterna en el paraíso pintado en los pasajes bíblicos, es que somos blancos de los dardos de la tragedia.
La vida sin amor se vuelve cuadriculada. La vida con amor también. (parezco el chavo del ocho, ¿o ñoño?). A veces, sin serlo, nos sentimos como un adolescente confundido, perdido entre los sentimientos que provoca un amor maltratado.
Mañana cuando vuelva a caminar por las calles donde las vi llorar, espero encontrarlas sonrientes. Espero recobrar la esperanza que el dolor se mata con amor, y no necesariamente a la inversa. Hoy tuve ganas de llorar, mañana espero que no...

viernes, 22 de agosto de 2008

Remedio pal corazón...

No lo venden en ningún supermercado, tampoco puedes pedirlo por delivery, y nunca estuvo en oferta. El remedio para el corazón tiene múltiples formas pero moldeadas en una. El remedio para el corazón es el nombre del último disco del cantante chileno Alberto Plaza, con quien tuve la suerte de charlar hace algunas semanas cuando ofreció un concierto en Chiclayo, la ciudad donde vivo. Poco después de entrevistarlo en la habitación del hotel donde se hospedó, colgué una diminuta introducción de lo que sería este post, dejándole a la intriga la tarea de dejar en suspenso cuál era ciertamente el camino, o la fórmula oculta para evitar que nuestro corazón deje de llorar. Plaza nos había adelantado que él descubrió cómo hacerlo.
De Alberto Plaza he oído muchas de sus canciones, sino son todas. Las últimas las repasó con atención porque hasta hace poco supe que lanzó un nuevo disco al mercado. He cantado sus melodías, pero también he llorado. He celebrado que él celebrara el amor, cada vez que lo oía por la radio o checaba algún video suyo en la tele o la web, porque debo admitir que del bien llamado Trovador de Sueños no tengo ni una de sus producciones en mi colección de cantaste favoritos, y no porque no lo sea.
Fue con Plaza con quien confirme que la receta, o remedio como él prefirió llamarlo, para curar un corazón herido, es simplemente LA RISA. Cuando esperaba una respuesta diferente de Plaza, luego de preguntarle si el “Remedio pal corazón” lo encontró después de una decepción amorosa, este me dijo que la fórmula para encerrar las penas bajo llave y botar el rencor a un tacho de basura, era sencillamente LA RISA. Para cerrarle la puerta en la cara a la amargura, hay que vivir sonriendo.
Quizás suene tonto pedirle a alguien que sonría cuando perdió al amor de su vida por una infidelidad, o que se carcajee porque su novio o novia lo dejó plantado en el altar. Es verdad, suena hasta cojudo aconsejarle a un amigo que cuente chistes cuando un día antes descubrió que quien juraba amarlo, no lo amaba, y aunque tampoco lo odia, lo corta para iniciar de inmediato una relación con otra persona.
Quizá el buen Albertito se equivoque y la risa no sea el remedio para el corazón, pero vale la pena intentarlo. El dolor y el amor son eternos, pero podemos colocarle fecha de caducidad si lo queremos. La risa puede ser una de las formas, aunque claro que existen otras, que cada uno puede aplicar, de acuerdo a cómo la vida los trate.
Con Plaza coincidimos en la admiración al trovador cubano Silvio Rodríguez, a quien generosamente calificó como “el mejor matrimonio entre la poesía y la música”.
Al charlar sobre la inspiración que lo visita al escribir sus canciones, nos dice que muchas de ellas nacieron del amor de pareja, por experiencias personales y ajenas; pero también le ha dedicado algunas melodías a sus hijos. A quienes no les ha podido dedicar una de sus canciones, es a sus padres.
“No le hecho una canción a mi padre ni a mi madre porque no he podido. Me gustaría, pero no puedo. A mi papá porque murió cuando tenía quince años y no quiero regresar a ese tiempo porque me da mucha pena. Y a mi mamá, que siempre alega que le escribo canciones a todos y menos a ella, no lo he hecho, porque hacerle una canción a la mamá resulta muy difícil pues me degustaría caer en la cursilería y en lo común”, comenta.
Con Plaza hablamos de muchos temas que lamento no poder encajar en esta página. Al despedirse de nosotros, y del público en el concierto, nos pide sumarnos a la idea de cambiar el mundo como regalo a nuestros hijos. Sufre que no hayan nacido líderes espirituales, pero sueña con que regresen, como también lo esperamos muchos.

jueves, 7 de agosto de 2008

Los don Juan del hi5...

Las chicas guapas que cuelgan sus fotos en el hi5 ejercitan la vanidad que hasta antes de la invención de esta herramienta parida en el cyber-espacio, lucían con paseos coquetos por las calles a la espera que un piropo aterrice sobre ellas. Son muchas, incontables para ser precisos, las muchachas que espontáneamente cuelgan sus retratos con prendas diminutas, que los chicos alborotados quisieran desaparezcan. Son ellas mismas quienes reciben los comentarios de los inquietos chicos, y se burlan en silencio de las babosadas que escriben.
Los jóvenes se transforman en dedicados poetas con el único afán de ligarse a la chica que se trague el cuento de los engañosos piropos. Pero lo que ellos no calculan es que ellas los leen para mantener el ego o para alimentarlo, pero en ningún escenario posible, para responderles y menos, acordar una cita a ciegas.
Algunos alucinados creen que las flacas de otros países o provincia lejana de su país, van a dejar su vida para tomar un bus, un avión o montarse en una bicicleta y encontrarse con ellos en el lugar donde muy ingenuos las esperan. Otros tantos, alucinan que por ser el galán del barrio, pueden dejarle -entre el bla bla bla de los comentarios- la dirección de su Messenger en hotmail, para que ella automáticamente los agregue y puedan chatear amenamente hasta que ceda a sus encantos cybernéticos.
Cada vez que repaso el hi5 para meter mi nariz en la vida de mis amigos, y de los amigos de mis amigos, encuentro al menos algo distinto. Descubro que Alex -el desempleado eterno- consiguió trabajo, que Marcela está embarazada, que el ex paliducho de Cristian engordó. Pero confirmo además que el hi5 ha despertado en muchos la afición por fotografiarse, aunque algunos, no pocos, no sean fotogénicos.
En el incansable intento por afanar a una chica usando como cómplice al hi5, podrás bombardearlas con halagos creativos u otros que remeden versos arrancados de un poema. Pero casi siempre perderás. Es mínima la posibilidad que anotes cien puntos a través del hi5 cuando tu única meta es ¿enamorarte?.
Aunque el hi5 tiene múltiples utilidades -como almacenar fotos que antes guardabas en el clásico álbum familiar- la que más rescató es permitir mantener contacto con quienes estimas, quieres o amas, y no están a tu lado. Para no perderle el rastro a tu hermano, primo, amigo, enamorada o ex enamorado, tienes al hi5 como aliado. El hi5 no te traicionará aunque lo torturen o bloqueen, pues abraza tu legítima intención de verlos sonreír, porque difícilmente te muestre alguna cara triste.Brindemos porque alguien en algún momento de ocio, inventó el hi5. Pero brindemos además porque nos regala chicas guapas, amigos extraviados y porque nos permite ahorrar en el tiempo nuestra propia vida, hecha fotografía.