jueves, 28 de febrero de 2008

Por razones personales...

Está frente a mí. Mañana ya no estará en el mismo lugar donde la veo ahora mientras escribo este post en la redacción del diario. La Chuki decidió partir de la chamba por razones ocultas pero que se vistieron con la excusa de siempre: "Se va por razones estrictamente personales", le oímos decir los reporteros al editor. Ya no me dará las comisiones para hacer durante el día. Ya no sonreirá con disimulo después de un chiste rojo. Y es que ella con su silencio contenido por la arremetida de una carcajada, marcaba la diferencia cuando la redacción del diario se convertía en una alborotada aula de colegio secundario.
"¡Mary la cinco!", dice triste la Chuki porque al parecer es la última página que edita y pasa al corrector para que asesine las faltas ortográficas de los humanos periodistas. Son las 8:30 de la noche y el cielo oscuro le dice asomándose por la ventana que le falta poco para despedirse y llorar en silencio, o si quiere con nosotros, abrazándonos y diciéndonos que nos extrañará.
La Chuki renunció, no la despidieron. Y lo hizo porque respeta su profesión. No puedo seguir relatando las verdaderas razones que indagé tras arrebatárselas a una amiga en común de la redacción, pero lo cierto, es que se va por la puerta grande, con palmas de quienes celebramos su trabajo, pese a la diferencia de opiniones que nos hizo enojar en algún momento.
No recuerdo el año y menos el mes de ese año en que conocí a la Chuki, pero recuerdo que yo aún estudiaba periodismo y ella ya lo ejercía en otro medio al que realizaba mis prácticas, cuando cruzamos las primeras palabras. Luego nació la confianza, permitiéndome incluso que le inventara un pretendiente que canceló con su desprecio.
Cuando dejé de ser practicante e ingresé a trabajar con la Chuki en este diario hace un año y siete meses, nuestra relación amical y profesional se nutrió con charlas interesantes, censuradas al aburrimiento. No sólo era la chica que me dictaba las comisiones periodísticas, sino la periodista con quien aprendí a pulir mi redacción, arrancándole parte de su estilo.
La Chuki se va, pero veo en su cara pintada de pena que no quiere cortar siete años y siete meses de trabajo en esta empresa. Veo, mientras anota las comisiones para mañana que le envía por email al editor, que quisiera no irse. Veo también en sus ojos chinitos que recuerda en medio de estas paredes los momentos en que ella vio partir a otros, alistándose para decirnos adiós.
Hace poco se fue la peke, hoy se va la Chuki, algún día me iré yo, y antes, quizás se vayan otros. No hay ley vigente que oblige a entristecernos durante las despedidas, pero es inevitable cumplir esta norma de la vida. ¡Chau Chuki, cuidate!, le digo antes de ver su espalda desaparecer tras la puerta por donde la vi ingresar alegre muchas veces. ¡Chau chicos!, sentenció...

2 comentarios:

Rogger Erick dijo...

Cuando conoces a verdaderos amigos te cuesta separse de ellos... La conocí poco, pero expulsaba confianza para darse cuenta que era un modelo a seguir en el periodismo... También extrañaré su llamada preguntando sobre las actividades del Gobierno Regional, pero tal vez, en poco tiempo, la vuelva escuchar desde otro medio de comunicación

Anónimo dijo...

Pucha, la china, yo tambien aprendi mucho de ella, menos si disimulada risa, la mia era exagerada. Recordare nuestras aventuras buscando a la chica de la despedida de Hilder, nuestro paso por el Noa noa , enmanuel, y la llegada de Katty mas conocida como la chuki erotica jejejeje
bye pkdo!