viernes, 1 de febrero de 2008

Banquearon a la peke... qué huevones

La pequeña -entre joda- era mi cuero en la redacción. Pero nuestra "relación" terminó repentinamente y me enteré no por ella, sino por compañeros del diario que me contaron de su partida. "La chata se fue", me dijeron poco antes de sorprenderme. Y es que la chibola que editaba la página deportiva de los diarios de la compañía, no estaba a mi lado, la computadora ubicada a mi derecha extrañaba las caricias periodísticas de la tía. Su risa temerosa y exagerada a la vez, se esfumó. ¡Qué injusto carajo!.
La peke partió no por voluntad propia, sino porque a los jefes se les ocurrió renovarle contrato en condición de practicante, sello que cambió por el de profesional, con el sudor que se deslizaba por su pequeño rostro. Y por eso merecía, más que aumento de sueldo, reconocerle el trabajo hecho y por el que la empresa no deja de ganar dinero.
La figura de la peke se complica porque ella reemplaza a la titular de la plaza, a quien no pueden sustituir por razones que la chata conoce, pero que no contaré. Para entenderlo en términos futbolísiticos, los jefes banquearon a la peke, pese a que el director técnico (el editor) la confirmaba en cada encuentro donde destacaba con su gambeta, porque tenía cancha la ñori.
Recuerdo que cada vez que el zambo Rivas la jodía conmigo, ella sentía fobia por iniciar una relación que rompa los límites de la amistad. Sin embargo se prestaba a las bromas que le jugábamos al negrito. Recuerdo también cuando le comenté del interés de la empresa por contar con un practicante, así como el día en que se presentó ante el editor e ingresó a chambear con nosotros.
La joda en la redacción ya no tendrá a la peke, porque -insisto- los jefes son huevones. Hablé con la chata por teléfono. Y después de joderla la animé, aunque dudo que haya funcionado. Quedamos en vernos en estos días, en la calle, en el lugar donde nos conocimos antes que empezaramos a trabajar juntos.
"Me encontrarás con mi currículo bajo el brazo", me dijo la peke, tratando de maquillar el mal rato por la estupidez de los jefes de no contratarla con los beneficios que ciertamente se merece, no por un gesto amical, sino por lo demostrado durante el tiempo que permaneció entre nosotros, y que entre cálculos aventurados, superan fácilmente más de un año.
Chotano, Vejarano, La Chuki, el Borrachón, Shagy, Rafo Gafo, Chus y Livas, te vamos a extrañar mierda. Pero no corras en dirección contraria a nosotros, que aún somos amigos y nos quedan más jodas como la despedida de Hilder y la borrachera por Navidad. No hagas llorar a tus ojos preciosos peke, dedícate a seguir escribiendo las historias calentonas en el blog para leer tu respiro. Como diría Livas: se te kiele niña.

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