jueves, 1 de noviembre de 2007

Regreso en silencio

Ella regresó pero no me llamó. Le marqué al celu para saber cómo estaba en el fin de semana largo que no imaginé utilizaría para regresar a esta tierra. Y aquella llamada me permitió saber que volvió sus pasos, pero sólo por unos días, y que me regalaría sólo unos minutos (quizás dos) para volvernos a ver.
Dudo que merezca esta chance, pero ruego que no se arrepienta y me permita verla de cerca. Y aunque no la besaré ni acariciaré, me bastará con mirarla a los ojos, esos que lloraron con los míos por alejarnos.
Lo que suceda en ese reencuentro será el lado opuesto a lo que deseo, y posiblemente ella también. La charla empezaría con un saludo silencioso, acompañado de un tartamudeo comprensible por el nerviosismo de enfrentar el amor con la distancia aliada al frío del desamor.
Esperaré su llamada. Ojalá y no tarde...

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