lunes, 21 de enero de 2008

Me debes el puñete...

Admito que mi reacción no fue la correcta. Tirarle el microfono a un par de practicantes de televisión no era la forma para resolver un problema que debió pasar por alto y no detenerse para complicarme el último tramo de la jornada. Pero los chicos tampoco fueron gentiles conmigo mientras entrevistaba a un presidente de barbas pobladas, y por eso supuse que mi respuesta tampoco debió ser gentil.
Es cierto que ya había lanzado más de una docena de preguntas y que fácilmente podía retirame y dar chance a los chicos malos a preguntar. Pero nada les costaba ubicarse en otro extremo que no me incomodara y que no les incomodara.
¡Ya terminaste, vete!, recuerdo con dificultad que me dijo el camarógrafo, quien ante mi negativa optó por acomodar su cámara cerca a mi rostro, como un reto, como diciéndome: lárgate mierda. ¡No me jodas!, le repetí hasta tres veces, tratando que la bronca que empezaba a pintarse de rojo no fuese notada por el entrevistado, que mientras yo discutía, él respondía las preguntas del buen Caliche, un colega de otro medio.
El rebelde camarógrafo insistía y me jodía. Hasta que la mierda me venció. Y le bajé la cámara y el micrófono de su compañero. Este último que no sabe sino preguntar estupideces, aprovechó que me volteara para tirarme un puñete en la espalda. En ese momento tenía ganas de reventarlo a puñetes, pero a mi lado tenía al presidente y en mi cabeza, la idea que en la empresa podía hacerme chongo por la bronca que pude haber provocado.
Los tipos que no sabían preguntar, esperaron oir las interrogantes de otros para calcarlas en un remedo de entrevista, la que esperé terminarán para aclarar diferencias que hasta ese momento pensé no eran absurdas, y que debían aplazarse en una pelea. "Me debes el puñete", le dije al gestor de mi rabia. Él, por su parte, no podría aceptar que lo minimizara, así que aceptó el reto. Claro que en el interín hubieron mierdas, cdtm y otras groserías.
De pronto se metió el camarógrafo atorrante. Con la gorra hacia atrás el tipo me toco el hombro para decirme luego que era floro, fanfarrón en cristiano. La prudencia me sujetaba con fuerza, pero cuando se distrajo, le mandé un manazo acabreado pero fuerte, que en realidad debió ser un puñete. No podía, sabía que si reaccionaba me iría mal en la chamba porque la imagen del diario pagaría pato.
Después de acariciar al atorrante y que este callara, Wilson, otro camarógrafo de un canal nacional, me comentó que había registrado la bronca en su cámara, pues esta se desarrollo detrás del entrevistado, el mismo presidente barbón.
Me apena haberme portado como un tonto, y que haya caído en el juego de estos chibolos. Pero debo reconocer que seguiré disfrazado de tonto hasta cobrarme el puñete, fuera de la chamba, en algún lugar incierto. Tendré paciencia, pero acuérdate idiota: me debes el puñete...

2 comentarios:

Claudia dijo...

Tranquilo...ya llegará el moment. El patita de gorra estudio conmigo, pero bueno, por ser tu, se merece su lapo. Pero eso si, me avisas cuando lo hagas pa llevar mi camara
:P

Rogger Erick dijo...

Hay que enseñar a respetar a aquellos muchachitos, que se creen lo máximo cuando están "practicando" en un medio de comunicación.
Lo malo en todo esto, es que el encargado de hacerlo, no es el indicado, pues en lugar de un puñete le dio una cachetada... Sauuu... Ubicate...