Micky Gonzales, el tío que cantaba y canta Akundún como consuelo de su época de gloria, el mismo tío al que una gemela famosa por la hermana adornó hace poco, ese chochera fue el que con frescura se vistió de galán y no dudó en afanar a la enamorada de un buen amigo, el buen CH. Como si quisiera probarse a sí mismo que aún podía conquistar mujeres, y no limitarse a ser un simple cornudo, el ex greñudo y ahora postulante a calvo se mandó un afane conchudo, debajo de las canas de donde el aire sujetaba su maltrecho cuerpo.
Quizá por ignorar que J chapaba con CH, es que el tío coqueteó sin descaro con ella cuando lo encontramos en la acreditación de periodistas para un concierto de rock donde él participaría como invitado, junto a otros grupos rockeros largamente mejores en el escenario. Entiendo, y sin ánimos de defenderlo, que Micky no quiso dejar en ridículo a CH. Pero lo hizo muy bien, que incluso fabricó carcajadas que rompieron más de un decena de quijadas.
Cuando Micky, junto a una fan despistada, posaba para el lente del también gráfico CH, aterrizó intencionalmente su mirada sobre el rostro de J, una chica guapa (con respeto papai, no te enojes) que lo distrajo para el mal de mi pata y para la delicia de quienes saboreamos este episodio.
J no tenía la mínima intención de cautivar a Micky, quien en un premeditado intento por acercársele le preguntó por qué estaba triste. Ella, quien también quería fotografiarse con el tío, rechazó con esa gentileza propia de las mujeres que la tristeza no la acompañaba, aunque intuyo que mentía. La mirada coqueta del tío que parecía coqueado nos alertaba que íbamos a burlarnos de CH, como lo hicimos luego, y lo hacemos aún, porque recordarlo ahora todavía nos resulta cómico.
Cuando finalmente J se acercó a Micky para retratarse en una foto con él, el gestor del ridículo de CH empezó a bombardearla de preguntas que le permitan no sólo saber su nombre, sino algo más. Fue entonces que empezaron a dibujarse las primeras sonrisas entre quienes veían como el tío afanaba a J delante de CH a menos de un metro de distancia de este. Y lo peor para CH es que tuvo que esperar algunos largos e interminables segundos frente al conquistador y J hasta que el primero se animara a posar, cansado de cortejar a su enamorada.
CH empezó a disimular el disgusto porque un tipo, aunque sea un famoso descolorido, afanaba a la mujer que ama, a la misma chica a la que él besa y que el otro mira con ojos insanos. CH negaba que aquella situación le incomodara, pero conociéndolo sé que no fue así, que le jodió en el orgullo que -espero no sonar machista porque citaré sólo una frase- otro gallo cantara en su gallinero.
Como sabiendo que no nos detendríamos en burlarnos de CH, es que Micky invitó a J a conversar un rato más, luego de la foto que CH tomó. J con la intención de picar al tío bobo con una entrada al concierto es que aceptó charlar. Ello encendió más la ira de un apacible enamorado, que camuflaba su rabia inventando conversaciones ajenas a este cuadro que jamás imaginó pintas. Pero además multiplicó las carcajadas, alimentadas por el fachoso accidente nocturno al que el buen CH fue sometido.
Como consuelo debo decirle a CH que el tío Micky parece estar tirándole los galgos a Damaris, la flaquita que ganó una gaviota de plata en el festival de Viña del Mar. Y es que con la gemela ya no tiene chance, porque ella prefirió ligar con Giribaldi, aunque digan que sólo chapan como amigos.
Micky está pasadito en año, usa gorra para cubrir la migración de cabellos a la nada, casi nada vibra con sus canciones y vive lejos de J. Sin embargo buen CH, no puedo irme sin pedirle a Micky que decida. ¿Damaris o J?... ten fe colorao que Damaris en linda…