viernes, 18 de abril de 2008

Por flojo perdemos

Esta es la segunda crisis de achorado que me invade desde que abrí el blog. Hace algún tiempo abandoné este espacio arrendado en la web por eventuales distracciones mezcladas con alguna responsabilidad de la chamba. Sin notarlo, marqué distancia entre el teclado y mis dedos. Provoqué que la simpatía entre estos se transformara en tedio, producto del cansancio comprado en el día luego de redactar y editar las notas del diario.
Un mes y un día después del último post, regreso a casa, aunque no muchos celebren esta decisión. Pocos, casi nadie, me preguntaron después de la segunda semana, por qué decidí de pronto alejarme del blog. Como la pregunta me tomaba de sorpresa, la respuesta era vaga, casi incomprensible. “Me da flojera”, respondía en mi defensa.
Incluso, quienes siguen de cerca el blog (sacrificio que agradezco), me proponían temas que surgían de repente para convertirlo en un post. Pero la flojera acomodada en mi espalda rechazaba toda propuesta, por más interesante que esta fuera. Chicho, lanzó alguna idea que olvidé, pero recuerdo que era cómica. Mary, por su parte, ensayó un pedido a favor de leer el blog, o en su defecto, de oír la vozdelono.
Haciendo un símil con la vida nuestra, la flojera nos aísla, nos encierra en un mundo que no es el nuestro. Sucumbimos ante el cansancio y perdemos espacios con la familia, con la pareja, con los amigos, con el blog. Ser flojo es tan peligroso como ser un ladrón, porque nos robamos momentos felices, y asaltamos la alegría de quienes no aman para pisotearla sin piedad.
Hay que equilibrar la balanza. Tenemos derecho a ser flojos tras una dura jornada de trabajo, sobre todo cuando los jefes nos putean. Pero no podemos sacrificar la felicidad ajena por lucirnos como holgazanes, descansando en excusas tontas, huecas.
Hoy, al igual que los últimos 31 días me siento cansado. Y aunque confieso que la flojera que rogaba no escribir este post, no podía seguir apresado. Vuelvo sin haberme despedido, mismo Hijo Pródigo. Regreso a vozdelono, con la promesa de desprenderme de la flojera y abrazarme al placer de escribir. Mañana, el primer post del reencuentro...

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