No lean este post con la pena que lo escribo. No sean mis cómplices en la tristeza. No empujen los extremos de sus labios hacia la quijada. Se los ruego. Hoy, antes de escribir este texto me asome al espejo, y el hombre que me veía, lloraba. No entendía como mierda pudo ser tan huevón. Tanto así que se lo reclamó a sí mismo: "Ya déjate de cojudeces", oí que resondró.
Apenas había regresado de entrevistar a presidentes de países que no eran el suyo -quienes llegaron a una Cumbre donde hablan mucho, y se espera que actúen en el mismo nivel de amplitud- cuando el auto en el que iba chocó con una hermosa y cruel pared. Estaba realmente feliz, porque como periodista había guardado para sí episodios aleccionadores en las entrevistas con los gobernantes. Sin embargo, del otro extremo de la vía, había un muro inmenso, y hacia este condució.
Se detuvo un instante para recordarle al muro pintado de flores que lo amaba, que quería c0ntinuar trazando líneas de amor. Pero este guardó silencio, como sino tuviera corazón, pero sí lo tenía. Escondía su mirada, me tomaba la mano y la besaba, y lloraba.
Como entenderán el fin de esta historia terminó en el sótano, en la mierda de la frustración, en medio del carajo fabricado por los errores, en la chuchada de no querer pelear contra el mundo porque se cagan de miedo y no confían que el escudo de su corazón los proteja. Esta es la primera vez que escribo un culo de groserías en un post. No quiero que me disculpen. Y si los no más de diez lectores de vozdelono, deciden mudarse, me importa poco menos que un rábano. Por hoy, todos, sin excepciones, váyanse a la cdsm... Cuando me pase la rabia volveré a escribir... Hasta entonces...